ZAMBAS PARA LAS MILAGRERAS- AGONÍA EN UNA ZAMBA

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AGONÍA EN UNA ZAMBA
Esta es una de las zambas para las milagreras, busque una zamba que homenajeara a Deolinda Correa.
AGONÍA EN UNA ZAMBA-zamba-Registrada el 27de marzo de 1974- CASTRO PEDRO OSCAR-ARANCIBIA JOSE RAFAEL.
Su historia
Se conservan diversas versiones de la leyenda, conforme la cual Deolinda Correa (o Dalinda Antonia Correa, según el nombre con el cual aparece mencionada en el relato más antiguo (Chertudi y Newbery, 1978)), fue una mujer cuyo marido, Clemente Bustos, fue reclutado forzosamente hacia 1840, durante las guerras civiles entre unitarios y federales. A su paso por la aldea de Tama, provincia de La Rioja -donde vivía la familia- la soldadesca montonera que viajaba rumbo a San Juan obligó al marido de Deolinda, contra su voluntad, a unirse a las montoneras. Esto hizo que Deolinda, angustiada por su marido y a la vez huyendo de los acosos del comisario del pueblo, decidiera ir tras él.
Deseosa de reunirse con su marido en San Juan, tomó a su hijo lactante y siguió las huellas de la tropa por los desiertos de la provincia de San Juan llevando consigo sólo algunas provisiones de pan, charque y dos chifles de agua. Cuando se le terminó el agua de los chifles, Deolinda estrechó a su pequeño hijo junto a su pecho y se cobijó debajo de la sombra de un algarrobo. Allí murió a causa de la sed, el hambre y el agotamiento.
Al conocerse la historia, muchos paisanos de la zona comenzaron a peregrinar a su tumba, construyéndose con el tiempo un oratorio que paulatinamente se convirtió en un santuario. La primera capilla de adobe en el lugar fue construida por un tal Zeballos, arriero que en viaje a Chile sufrió la dispersión de su ganado. Tras encomendarse a Correa, pudo reunir de nuevo a todos los animales.
Hoy en día mucha gente deja en el santuario de la difunta botellas con agua, pensando que "la difunta toma esa agua".
La devoción de la Difunta Correa es la de una santa popular. Los devotos consideran que hace milagros e intercede por los vivos. La supervivencia de su hijo, afirman sus devotos que sería el primer milagro de los que a partir de entonces se le atribuirían.
Los arrieros primero, y posteriormente los camioneros, son considerados los máximos difusores de la devoción hacia la Difunta Correa. Serían los responsables de haber levantado pequeños altares en rutas del país. En los cuales se dejan botellas de agua, con la supersticiosa creencia, por parte de los devotos, de que supuestamente podrán calmar la sed de la muerta. La devoción por Deolinda Correa se extendió al sur de Argentina (Provincias de Chubut y Santa Cruz) producto de la oleada de familias del norte atraídas por el auge de la industria petrolera.
Esta zamba la encontré en un material que grabaron Los Changos de Anta su álbum EL MILAGRO DE SAN JUAN. relatos: Pedro Castro Hardoy-  asesoría musical: Oscar Cardozo Ocampo.

AGONÍA EN UNA ZAMBA-(zamba)
recitado:

Una, dos, tal vez son tres
las jornadas del calvario;
ocho leguas caminando
con su angustia y su bebé.
Los martiriza la sed,
buscan sus manos la aguada,
encontrando siempre nada:
ni agua ni montoneros,
tan sólo el largo sendero
y la muerte agazapada.
Deolinda intuye su fin,
las piernas están sangrando
y el sol que brilla quemando
ha de truncar su vivir.
Se derrumba su sentir
sobre un risco calcinado
teniendo su chango al lado
rogando por su marido,
pensándolo en el camino
enfermo y abandonado.

 recitado:
Cuanto temor en tu alma.
Cuanta angustia en tu mirada.
Te fuiste, mirando al niño
que junto al pecho abrigabas.

cantado:
Todo el silencio se viene
plegarias y llanto no la espantan más,
porque la Correa, este chango al hijo
ya se duerme en paz. (bis)

Sólo distancia y calvario,
anida en su alma con cristiana fe.
Deolinda Correa caminando al cielo
sanjuanina fiel. (bis)

Te fuiste madre, mirando al niño,
sin angustia ni dolor,
porque ya una estrella al arriero guía,
que mandó el Señor. (bis)

Llora apretando aquel pecho,
el pobre inocente comenzó a temblar,
y ocurre el milagro porque ya sin vida
lo amamanta igual. (bis)
Dios amparando a su lado
justicia de hacerle por seguir su amor,
cayó en el desierto testimonio claro,
el de su creador. (bis)

Te fuiste madre, mirando al niño,
sin angustia ni dolor,
porque ya una estrella al arriero guía,
que mandó el Señor. (bis)





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2 comentarios:

  1. creo hay un error, pero solo creo ...en la letra

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    1. Hola Ernesto, yo la letra la tomé de acuerdo a lo grabado.Pero acepto tú sugerencia, la cuestión es aprender y dar a conocer. Gracias por comunicarte.

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